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Mostrando las entradas de enero, 2020

Actual - Los ambientalistas apocalípticos

Alguna vez fui un ambientalista apocalíptico, lo confieso. Gracias a una combinación de pubertad tardía y universidad pública recién descubierta, acompañaba mis deseos sanos de reciclar, sembrar y ser económico con el agua con otros pensamientos no tan sanos como: “nada es suficiente”, “siempre contaminamos”, “las personas somos el cáncer del planeta”, en fin: una visión totalmente apocalíptica del cuidado ambiental. ¿Qué es un ambientalismo apocalíptico? Es una cultura del desastre cubierta de un precioso ornato de ecología. Es pensar que nunca nada es suficiente en el cuidado del planeta y eso implica que todo esfuerzo invertido en ello se irá a la caneca. Pero hay un peligro mayor implicado aquí: si los muchos o pocos que todavía dedican tiempo a esos pequeños esfuerzos ecológicos (reciclaje, publicidad, campañas, denuncias, ahorro) llegan a interiorizar esta cultura del desastre, el desánimo llegará a estos esforzados, la apatía invadirá a los antaño simpatizantes y continuar

Poesía - Las almas y el espejo

Hoy tampoco te lo diré, No soy tan miserable. Las luces son esperanzas y la oscuridad es muerte. O ella es lo que es la vida, realmente, Y ellas son los muertos. Luces y oscuridad, O tal vez oscuridad y ellas. Da lo mismo desde arriba, Porque abajo no están ellos: Estamos nosotros. Y si abajo estamos nosotros, Y más abajo ellas, ¿qué hay arriba sino el espejo?, ¿qué hay abajo sino tiniebla? Las luces de almas evanescentes en el lago Palpitan extasiadas con un rayo lunar. Velas diminutas del océano negro Infinito agujero líquido que te mira. Mira las luces, tan orgullosas de sí… Titilando en la marea y el silencio. Antorchas que se mueven y Conservan aún su interminable fe. Ellas son el foco de tus ojos, Para evitar que sangres y te vayas al abismo. Ingenuas y altivas, iluminan; Pueriles y efímeras danzan en las tinieblas. Pero son sólo parte de la oscuridad, Como tú. Son sólo auras de la nada bailando, Títeres si

Actual - Los buenos salvajes

El análisis que proponen para distribuir el salario mínimo es muy ilustrador. Muestra, con intensidad brutal, la visión que tienen empresarios y gobierno del ciudadano de a pie: vive en un nido de ratas, come tres veces a la semana, anda veringo, goza de salud sobrenatural y vivirá solitario eternamente. De otra manera, no se explica cómo podrían argumentar que poco más de $200 mil pesos sean suficientes para los asuntos de vivienda, casi lo mismo para un mercado mensual y cerca de $10 mil para la vestimenta. Los titanes económicos y políticos del país deben ser un poco considerados en este aspecto. Sé que es utópico pedir que aumenten el salario (¡Dios nos libre de castrochavismo!), Sarmiento Angulo caería en bancarrota y pues, qué pecado. No. Me bastaría con que me informen dónde se consiguen esas viviendas y mercados con semejante economía tan celestial. Ni en los barrios norteños de Cali ni el los D1 consigue uno esos ofertones. Sobra decir que iría yo solo. Entiendo que el Est