La caída del eufemismo
Hace más o menos 7 años, Juan Gossaín dedicó varias líneas a uno de los conceptos más necesarios en el mundo posmoderno: el eufemismo, arma mediática por excelencia de presidentes, periodistas, congresistas, imputados y demás personajes relacionados con el crimen y la esfera del poder colombiano. La habilidad necesaria para elaborarlos y ejecutarlos son admirables. No es sencillo, por ejemplo, atribuir belleza, honor o, por lo menos, delicadeza a una escena tan particular (y a la vez muy común) como anunciar que el rey está haciendo popó. No obstante, algunas traducciones de la Biblia consiguieron esta hazaña con una fusión maravillosa de eufemismo y metonimia: "Saúl cubrió sus pies". Si los asesores hiperbólicamente pagos del mandatario considerasen este arte con más rigor, podrían cubrir mejor los pies de su patrón, pues casi siempre se le pilla sin pantalones y con el agua lejos... En la escena nacional, el eufemismo está perdiendo su poder. Claro. El abuso de las más