La vieja esa...
Quiero aclarar a todos los jóvenes que conozco (entiéndase, menores de 30) que no quiero atribuirles falta de luces o "un hervor", como decía mi suegro. Mucho menos, líbreme Dios, afirmar que se parecen a Iván Duque. Sólo quiero compartir lo curioso que me parece una nueva polarización sugerida esta vez, ¡vaya sorpresa!, por el mismo que funge como presidente de la nación y no por la bodega de Petro, que continúan igual su trabajo desde las sombras de Mordor, Cundinamarca. "La vieja esa" es toda una radiografía (aclaro que me refiero a la frase). Pues sólo hasta este momento descubrimos que la adolescencia prolongada del mandatario va más allá de la guitarra y las cabecitas. Comencemos con la última parte de la triada, la palabra "esa". Por el uso de este demostrativo, se comprende que el emisor toma distancia de la aludida. El joven príncipe habla de la "vieja esa" junto a la "vieja esta", que sería quien le estaba grabando. Sin embar