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Mostrando las entradas de septiembre, 2020

Duque y la ciencia ficción

Duque afirmó hace algún tiempo que es "muy malo para ver ciencia ficción". Después de escuchar su última intervención en la ONU, debo decir que no le creo ni pío. El presidente de la sociedad democrática conocida como Colombia (a propósito del género) es un creador incipiente, pero prometedor de la narrativa Sci-Fi. Según lo veo, se ha decantado por las utopías.  Breve repaso: recordemos que la ciencia ficción, palabras más, palabras menos, trata de mundos posibles ambientados en un futuro usualmente muy lejano o algún otro tiempo -presente o pasado- donde la evolución de las cosas fue distinta a la que conocemos y resultó en un universo o mundo radicalmente distinto al nuestro. Todo esto con base en teorías científicas o sociales de la actualidad. Asimov, por ejemplo, nos convierte en entidades extracorpóreas millones de años en el futuro; Bradbury nos despierta en un mundo pos-apocalíptico de barbarie y miseria, Carlos Holmes hace algo parecido en las calles bogotanas y Duq

El corazón del masoquista

El país es casi una esposa masoquista y es difícil en cuál de los dos casos existe más esperanza. Las víctimas suelen ser pisoteadas y nos desconcierta ver cómo continúan, a pesar de todo, con su venenosa relación ¿Qué pasa por la cabeza de un cónyuge maltratado o de un colombiano que defiende la gestión de Duque, Holmes u otro cínico profesional? Ayer mi esposa me ayudó a descubrirlo. Anoche tuvimos noche de series en el matrimonio Rendón-Molina. Es un intercambio humanitario en el que nos demostramos lo mucho que nos queremos evidenciando lo dispuestos que estamos a sufrir con los gustos televisivos del otro. Sin embargo, en medio de uno de sus amados doramas, encontré un diálogo bastante revelador.  Dos detectives descubrieron que un hombre estaba envenenando poco a poco a su esposa. Cambiaba sus vitaminas por pastillas que deterioraban su mente. No obstante, algunas pistas hacían pensar que la víctima sabía, de alguna manera, que su esposo le daba los fármacos equivocados. "¿T

Vivo en el limbo

Desde hace algunos años descubrí que soy un huérfano de los partidos políticos o filosóficos. Vivo en una especie de limbo ideológico, pues me dan palo y dulce (más el primero que el segundo) tanto en un bando como en el otro ¡Y no es para menos! El mundo de las ideologías no está hecho para cristianos de universidad pública, tan conservadores como revoltosos, que comparten tanto la esperanza como el nihilismo, que anhelan un buen capitalismo y pueden marchar contra la injusticia social, seudo fachos y medio mamertos. La experiencia fue extraña al inicio: el espíritu antiteísta de la academia solía denostar de mi fe y, en la contraparte, mis círculos más tradicionales esperaban con desconfianza cuándo iba a quemar la biblia y lanzar una papa-bomba. Casi podía palpar el desconcierto de muchos cuando publicaba en redes una queja ácida contra el gobierno de turno y, acto seguido, una frase de reflexión bíblica o conferencia teísta. "Un severo caso de trastorno bipolar virtual",
  Creo que es momento idóneo para desmarcarme de bestialidades autojustificadas en la Biblia. No es la primera vez que siento pena ajena de que un "cristiano" haga tonterías a escala nacional, pero creo que ya ha sido suficiente ¿También hago tonterías? Las hago y, además, también las pienso. Pero como todo interesado en cumplir los mandamientos, el pedir perdón me es un asunto casi cotidiano. Comencé a sentir pasos de animal grande y apocalíptico cuando, hace algunos años, una marcha de zombies creyó que había cartillas pornográficas para "homosexualizar" a la niñez colombiana. Los autores belgas de dichos textos ni se dieron por enterados del manoseo que les hicieron desde las cavernas del "NO" al plebiscito. Otras movidas también me asustaron bastante. Por ahí estuvo la de algunos líderes religiosos que mandaban por quién votar hace dos años y la de otros que oraron por políticos que levantaban la pezuña y juraban en Full HD gobernar dentro del marco c