La caída del eufemismo

Hace más o menos 7 años, Juan Gossaín dedicó varias líneas a uno de los conceptos más necesarios en el mundo posmoderno: el eufemismo, arma mediática por excelencia de presidentes, periodistas, congresistas, imputados y demás personajes relacionados con el crimen y la esfera del poder colombiano.

La habilidad necesaria para elaborarlos y ejecutarlos son admirables. No es sencillo, por ejemplo, atribuir belleza, honor o, por lo menos, delicadeza a una escena tan particular (y a la vez muy común) como anunciar que el rey está haciendo popó. No obstante, algunas traducciones de la Biblia consiguieron esta hazaña con una fusión maravillosa de eufemismo y metonimia: "Saúl cubrió sus pies". Si los asesores hiperbólicamente pagos del mandatario considerasen este arte con más rigor, podrían cubrir mejor los pies de su patrón, pues casi siempre se le pilla sin pantalones y con el agua lejos...

En la escena nacional, el eufemismo está perdiendo su poder. Claro. El abuso de las más bellas figuras termina por deteriorar su magia y adquirir el óxido del descaro y/o el cliché. Por esto, poco o nada pudo hacer el poder de este recurso para hacer menos monstruosa la opinión de Cabal. Por supuesto, matizar un violación a una niña, indígena, que buscaba frutas, a manos de 7 hombres, militares... ni los traductores de la Reina-Valera podrían suavizar semejante repugnancia. Con todo y eso, ya la Fiscalía sigue intentándolo y, por ello, la nueva invención suena a algo como: "acceso físico con consentimiento".

Aparte de débil, también se vuelve pusilánime cuando se observan los titulares: "presunto homicidio", "supuesto desalojo", "muerte durante protesta"... Por eso ya no se valora como antaño. El eufemismo ya no se usa para matizar sino para huir. Ya no es un instrumento de estilo sino una oda a la estupidez porque claro, lo único que mata a un estudiante en una marcha, es la insolación; el único escenario para que un militar viole, es la seducción de una niña; la evaluación del Covid-friday da como resultado: "no hay que buscar culpables"... y así seguimos hacia la caída del lenguaje y el auge de la cobardía. Ya cubrimos nuestros pies sobre el país.

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