Combo católico del 2020
No han pasado tres horas desde que descubrí que el lunes festivo de hoy era en honor al Sagrado Corazón de Jesús. Algo curioso considerando el vaho de licor que satura esta mañana muchos de los barrios de Colombia. No sé si ha pasado antes, pero en este 2020 le antecedió la celebración a los progenitores. Ayer bebieron con el padre, hoy se duerme por el Hijo. Colombia es mágica... y católica, eso sí.
Hay historia y relatos sobrenaturales que envuelven estos 3 regalos celestiales de junio. Hace una semana, por ejemplo, se trataba del "Corpus Christi", fecha sagrada fundada sobre la experiencia sobrenatural de una mujer de la Bélgica medieval, Juliana de Cornillon. Afirmó haber recibido una visión de lo alto donde una luna esplendorosa era atravesada por una línea oscura y borrosa.
Algo semejante a la visión de la belga habrán imaginado los 400 caleños que se reunieron en una cancha de fútbol por esos días para rebelarse contra el sistema mundano e impío de la bioseguridad. El círculo atravesado a la mitad de la cancha atestigua de esta heroica fe que, como antaño, también costaría la vida de muchos.
El país del Sagrado Corazón ha adaptado muy a su manera (reinventado, dicen ahora) los grandes símbolos del catolicismo. El pan de cada día puede ser el de la última cena, considerando la prenda rojo sangre que recuerda en las ventanas el sacrificio redentor. Lo que sí abunda es el vino, o sus homólogos según estrato. El pan se eclipsa un poco ante el licor, el cuerpo cede a la sangre y al vino. Colombia ha sido más de licor que de comida. Esa renuncia es sagrada por aquí.
Los así llamados librepensadores que tanto denostan del catolicismo deberían agradecer, al menos, la tripleta de puentes que nos arrojaron sus fechas sagradas este año escatológico, en ambos sentidos. Así, este día del Sagrado Corazón se encuentra entre el Corpus Christi y el día de San Pedro y San Pablo ¿Qué nos deparará el próximo puente y cómo reinventaremos a estos apóstoles dentro del cotidiano nacional? En todo caso, no se puede negar que al país no le faltan martirios: es católico a ultranza.
Hay historia y relatos sobrenaturales que envuelven estos 3 regalos celestiales de junio. Hace una semana, por ejemplo, se trataba del "Corpus Christi", fecha sagrada fundada sobre la experiencia sobrenatural de una mujer de la Bélgica medieval, Juliana de Cornillon. Afirmó haber recibido una visión de lo alto donde una luna esplendorosa era atravesada por una línea oscura y borrosa.
Algo semejante a la visión de la belga habrán imaginado los 400 caleños que se reunieron en una cancha de fútbol por esos días para rebelarse contra el sistema mundano e impío de la bioseguridad. El círculo atravesado a la mitad de la cancha atestigua de esta heroica fe que, como antaño, también costaría la vida de muchos.
El país del Sagrado Corazón ha adaptado muy a su manera (reinventado, dicen ahora) los grandes símbolos del catolicismo. El pan de cada día puede ser el de la última cena, considerando la prenda rojo sangre que recuerda en las ventanas el sacrificio redentor. Lo que sí abunda es el vino, o sus homólogos según estrato. El pan se eclipsa un poco ante el licor, el cuerpo cede a la sangre y al vino. Colombia ha sido más de licor que de comida. Esa renuncia es sagrada por aquí.
Los así llamados librepensadores que tanto denostan del catolicismo deberían agradecer, al menos, la tripleta de puentes que nos arrojaron sus fechas sagradas este año escatológico, en ambos sentidos. Así, este día del Sagrado Corazón se encuentra entre el Corpus Christi y el día de San Pedro y San Pablo ¿Qué nos deparará el próximo puente y cómo reinventaremos a estos apóstoles dentro del cotidiano nacional? En todo caso, no se puede negar que al país no le faltan martirios: es católico a ultranza.
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