Coma callado

 "Tenga tajada y coma callado", es el principio sacrosanto de la corrupción. Lo recordé ayer cuando, en un arranque de morbo farandulero, escuché el video de la revista Semana donde la señora Dávila intenta defenderse. Esto trajo a mi memoria una situación parecida en CNN: un sujeto olvidable intentó entrevistar a Rafael Correa y, al igual que la Vicky, le preguntó por qué aceptó entrevista a un medio que critica. En otras palabras, a Petro y a Correa les preguntaron por qué no "comían callados".

Al no tener un lenguaje desarrollado, los bebés suelen informar que tienen hambre a través de sus muy tiernos alaridos. Algo similar ocurre con la cantaleta de un marido o la inquietud de nuestras mascotas. En todos estos casos es posible darles algo para que se calmen, al menos por un momento.

Una versión perversa de lo anterior ocurre en el imaginario de muchos cuando se asume ("porque ajá") que los beneficiados de algo/alguien están inhabilitados para cuestionarle. En ese orden de ideas, no tienen por qué existir usuarios del SISBÉN que denuncien abusos del gobierno, becados que pidan mayor inversión educativa ni colombianos que cuestionen la herencia cultural del Capo.

Todavía disfruto la respuesta de Rafael Correa a su entrevistador: "Pues porque usted me invitó, por eso vine. Si quiere me voy". La sonrisa del ecuatoriano marca la clave del asunto: las becas, salarios, subsidios entrevistas y demás beneficios no son favores per sé. El salario y los subsidios son retribución por trabajo e inversión de nuestros impuestos, respectivamente. Las entrevistas son un asunto voluntario, al menos que los entrevistados las pidan y, probablemente, dando algo a cambio. Sin embargo, tanto en las mentalidades aún colonizadas como en las sociedades endeudadas, todo es un favor que busca bocas cerradas (de una u otra manera), el intercambio ancestral de dignidad por platica.

Si esa ponzoña sigue envenenando el imaginario colombiano, basta un plato de lentejas, una teja o un tamal para vender las consciencias. La mermelada atrae moscas y elimina sus rondas ruidosas por la Casa de Nariño: Santos y Duque lo saben muy bien. El beneficio invalida el cuestionamiento porque los gritos se callan con comidita y así las mascotas permanecen en silencio. De esta manera nace y se sostiene la corrupción en el país más feliz del mundo.

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